Fabrica de chocolate en Francia en el siglo XVIII
Durante el siglo XVII, el chocolate era considerado tanto un medicamento como un
alimento, y no una bebida de compañía y de placer.
En 1606 llega la fabricación del chocolate a
Italia. En 1615 llega el cacao a Francia a través del matrimonio de la hija de
Felipe III, Ana, con el rey Luis XIII de Francia. En 1646 llega a Alemania desde
Italia. Durante años, los alemanes lo consideraron como una medicina, y sólo se
vendía en droguerías y farmacias.
En 1657 empieza a extenderse por Inglaterra,
donde por primera vez en Europa el chocolate se ofrece en forma de pastelillos
(1674). Más importante es la fecha de 1746, pues en un club de aficionados al
chocolate se produce una gran innovación: el agua, lo único empleado hasta
entonces para mezclar con el cacao, se sustituye por leche, añadiéndosele a
veces huevos, alcohol y vino añejo.
A finales del siglo XVII aparecen las primeras
chocolateras: tanto el recipiente en el que se preparaba
específicamente el chocolate como el que se utilizaba para servirse. El primero
era resistente al fuego, a menudo de cobre estañado, bastante alto y con un
orificio en la tapa para permitir la salida del mango del molinillo, batidor de
madera con el que se daba vueltas al chocolate.
En España, se preparaba una mezcla con 28 g de
chocolate, 57 g de azúcar y un cuarto de litro de agua, se calentaba y se batía
hasta producir espuma. En Francia, se solía sustituir la mitad del agua por
leche.
El proceso de elaboración desarrollado por los
españoles a comienzos del siglo XVIII consistía en lo siguiente: una vez
tostado, descascarillado y molido, la masa del cacao era molida hasta dejarla
convertida en una fina pasta y mezclada con mucho azúcar, canela, vainilla,
almizcle y colorantes.
En 1711, Carlos VI se traslada de Madrid a Viena,
llevando la afición española por el chocolate a la capital austríaca. Viena se
hizo famosa por sus exquisitas tazas de chocolate servido con vasos de agua
fresca.
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